martes, 3 de mayo de 2011

TEOLOGÍA

Hablar de religión hoy en día es hablar de varios factores que implican mucho cuidado, para no entrar en controversia o pelearse con la gente, porque involucra ideas demasiado arraigadas, valores, y por supuesto creencias. Es por eso que no quiero hablar de religión sino de espiritualidad, o mejor dicho, de mi propia Teología. Teología (del griego: θεος theos 'Dios' y λογος logos: 'estudio, razonamiento, ciencia', significando; es 'el estudio de Dios' o el estudio de las cosas y hechos relacionados con Dios).

Dios ha existido desde que el hombre tiene consciencia de sí mismo en el mundo, cuando descubre su finita capacidad, su mortalidad. Es por ello que a lo largo de la historia Dios ha evolucionado de muchas y muy variadas formas e interpretaciones, desde el Sol, pasando por todos los fenómenos naturales, que antes eran desconocidos para el hombre, hasta convertirse en un ser antropomorfo –como las deidades- y llegar a esta época contemporánea donde muy pocas veces es visto, invocado o recordado, si no es por la cantidad de logros, metas o dinero que se tiene en la cuenta bancaria.

Muchos personajes históricos han hablado de Dios, lo han estudiado y descrito, no sólo desde una mirada divina, sino también, desde una visión científica; tratados completos como la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino es el ejemplo más claro que tengo cuando de teología se trata. Sin embargo ha habido muchas descripciones o enseñanzas, que no sólo vienen de las creencias y tradiciones Judeo-cristianas, la humanidad, con todas sus culturas y sociedades, ha tenido sus propias interpretaciones de Dios.  Es curioso que mucha de esta gente haya hablado, estudiado y/o predicado las enseñanzas de Dios, cuando –al menos a mi criterio y parecer- Él nunca ha dictado, hablado o redactado nada; es más un acto de fidelidad de esta creencia, que lo que en verdad puede ser. De ahí deriva la palabra Fe, de fidelidad a algo o alguien en que o quien creemos sin comprobar nada. Si no hay nada que comprobar con la Fe, ¿Por qué hablar tanto de Dios?, ¿Por qué explicarlo?, y en ocasiones ¿Por qué, incluso, justificarlo?

Lo anterior no tiene la intención –aunque así lo parezca- de cuestionar a Dios, por el contrario, me ayuda a limpiar su concepto, a purificar la esencia de lo que en realidad quiero decir. Durante mi historia de vida he vivido en la religión católica, he seguido los mandamientos que esta promulga y creo que hasta en ocasiones viví de acuerdo a estos preceptos; sin embargo con el paso del tiempo con la ayuda de mucha gente y circunstancias que me han acompañado, he modificado, o mejor dicho, pulido mis creencias. Ahora no creo en la institución creada por y para el hombre llamada iglesia católica; dejé de creer en ella, y empecé a concentrarme en lo que originalmente la fundó, en la filosofía de Jesús. No quiero hablar de él como Él hijo de Dios, ni como un personaje divino o santo, mejor aún, de la ideología de un ser humano que revolucionó la historia de la humanidad; pero de esto hablaré posteriormente.

Después la vida me mostró dos filosofías más: el Budismo y el Hinduismo –Yoga- no solamente amplió mis creencias, sino que fueron construyendo lo que ahora llamo mi teología de vida. De estas tres corrientes retomo las siguientes ideas:

·         Ama a tu prójimo como a ti mismo

·         La iluminación y ruptura del karma

·         La unión de ser con el absoluto

Amar al prójimo o próximo, mejor dicho, es una enseñanza única, que Jesús como hombre dejo en vida; enseñanza que parece simple, pero encierra en ella misma una idea de lo más compleja y difícil que puede haber. Amar significa aceptar al otro, a tu próximo, como si fueras tu mismo, y eso no siempre ocurre. Aceptar implica reconocer al otro como un ser humano con defectos, errores, capacidades, virtudes muy individuales. Esta enseñanza pertenece al terreno humano, a la humanidad y su convivencia, piénsenlo, de cumplirse o llevarse a cabo, no existieran los conflictos armados, guerras, y destrucción del hombre contra el hombre. He intentado vivir humanamente bajo esta enseñanza, sin embargo, he de confesar que en muchas ocasiones he fallado por lo complejo que es. Esta primera idea es sólo un paso en la construcción de mi teología.

Si la idea anterior se refiere a un plano humano, la iluminación y ruptura del karma pertenece al plano individual e introspectivo; esta idea viene del budismo, donde una meta máxima en el hombre es la iluminación a través de la meditación. Meditar no es una acción pasiva, sino todo lo contrario, es una acción activa, donde el cuerpo y la mente se conectan, donde el tiempo y el espacio desaparecen, donde el todo y la nada se vuelve uno sólo. Es en ese momento donde se llega a la iluminación no existe el sufrimiento ni el placer, trascendemos. Trascender es romper el continuo círculo del karma, este, es conocido como las acciones que tienen consecuencias; todo en esta vida tiene acciones y consecuencias, es una ley universal; nuestra vida se rige bajo el mismo orden de causa-efecto, no es hablar de ser bueno y malo, es más como “el eterno retorno”, es hablar de salir de ese círculo, y para poder salir, tenemos que trascender. Buda es quien contempla y es contemplado por sí mismo, fuera del círculo del karma cuando lo rompe, se ilumina y trasciende.

Y un tercer momento en mi teología es la unión del ser con el absoluto, eso, en pocas palabras, significa Yoga: la unión de uno mismo como ser, con el absoluto, a quien decido llamar Dios. Esta última idea es la que llega a complementar mi concepción de Dios y mi teología. Imposible, para mí, llegar a Él sin antes pasar por las dos enseñanzas anteriores: una humana y una introspectiva para finalmente llegar a una más allá de lo humano –una absoluta-. En este punto considero a Dios como el absoluto que no que existe, que es y que está en todo y en la nada. No un Dios que nos castiga si nos portamos mal, o que vigila nuestros movimientos, que nos recompensa por nuestras buenas acciones, o alguien que está solamente para darnos o cumplirnos algo cuando lo necesitamos; sino una entidad creadora, que nos orienta, nos enseña, nos guía. Es la fuente de donde surgimos y donde al final, no en la muerte, sino al final, tendremos que regresar y regresar significa haber vivido.

Vivir implica amar al otro como yo me amo, salir del continuo círculo del eterno devenir, iluminarme y finalmente llegar a la fuente de todo. No hablo de una teología únicamente basada en Dios –como su etimología lo describe- sino de una teología que involucra tres aspectos: lo individual, la humanidad y lo absoluto. Mi vida se ha regido bajo esta triada de creencias. Es prematuro, y austero hablar de una teología en un artículo limitado como este, sin embargo, mi intención es destacar tres ideas fundamentales que no perjudican, ni transgreden las creencias de los demás, y para ello me baso en mi primera enseñanza, amar es aceptar, por lo tanto, acepto y respeto las creencias de otros tanto como acepto y amo las mías.

1 comentario:

  1. Una corrección en tu segundo párrafo: no es "Dios ha existido desde...", sino debería decir "la idea que tiene el hombre sobre Dios ha existido..." Xq al fin y al cabo todas las teologías que existen son sobre la Idea que tiene el honbre sobre Dios, y no de Dios mismo. Santo Tomás de Aquino es quien mejor lo explica.

    Una idea que me causa ruido y que me encantaría debatir: "Vivir implica... salir del continuo círculo del eterno devenir". Pienso que el devenir no puede ser "circular", sino "linear", te dejo la idea para que la medites y la dialoguemos después.

    Saludos.

    ResponderEliminar