lunes, 24 de junio de 2013

CRUDEZA


La vida vista desde una perspectiva fría, tajante y cruda es un complejo de configuraciones creadas por la experiencia;  no es posible generar un significado único de la vida porque esta no es una entidad, no es algo que se pueda ver, la vida es intocable, incontenible, es algo que no es posible determinar de forma cuantitativa.

La vida se puede entender a través de la experiencia y la experiencia se entiende como la suma de hechos, acciones, relaciones, circunstancias, pensamientos, ideas y todo aquello que el ser humano puede experimentar de manera consiente o no en un entorno. 

Considero   que la vida se experimenta de manera individual en relación con otros humanos o cosas. Existe una constante que he encontrado en esto y es que la vida sólo se puede experimentar en una sola modalidad temporal, el presente y debido a la fugacidad de dicha modalidad, es que nos aferramos a determinadas cosas, momentos, recuerdos, personas o experiencias. 

No es posible contener la vida, congelarla, almacenarla o retenerla, somos incapaces de hacerlo y por ello el ser humano se angustia, por la sensación de impotencia al no ser capaz de detener ni controlar la vida ni un solo instante, sin embargo, tenemos la capacidad de recordar cosas, de aprender, de reflexionar y debido a lo anterior podemos encontrar sentido, consuelo o tortura en cada una de nuestras existencias.

He tenido la impresión de que una sola cosa es verdadera, de que la vida es cruda y no tiene matices agradables o desagradables, situaciones bonitas o feas, la vida no tiene cualidades o defectos, la vida es cruda y es simplemente vida; es el ser humano quien se encarga de adornarla o reprimirla a criterio personal dependiendo de las experiencias particulares.

¿Porque la fascinación con la crudeza de la vida? no me interesa el contacto con otro ser humano pero me motiva la curiosidad sobre cómo cada uno interpreta la realidad, cómo es la perspectiva de la vida de cada persona, al tiempo en que logro develar y explicitar en la terapia, la crudeza de la realidad y de la vida de cada uno.

Disfruto descubrir cómo es que cada individuo se mortifica, se tortura o se pregunta porque la vida no encaja con sus expectativas, creencias, relaciones o ideas, me intriga la manera en cómo cada ser humano se construye una prisión con la basura que ha ido recolectando de sus experiencias y como es que se aferra a dichas experiencias con la creencia de que no es posible que exista algo diferente, aun teniendo enfrente la cruda y nutritiva vida.

El trabajo en psicoterapia implica, entre otras cosas, un reconocimiento de la experiencia humana, de los síntomas que persisten por la falta de creatividad en vivir, en tomar consciencia de la angustia que genera la crudeza de la vida y la incertidumbre que genera el presente.

Somos en relación con otros, el resultado de nuestras experiencias y son estas experiencias del pasado las que se encuentran contenidas en un sólo ser y en un sólo tiempo,  cada uno de nosotros en el tiempo presente.

Es cierto que cada quien puede vivir su vida como mejor le convenga o como mejor pueda, no obstante, esto no lo exime de saber que la vida no posee cualidades ni atributos, es el hombre quien determina su existencia, lo anterior no significa que sea de la forma más funcional, aunque la historia humana y las múltiples experiencias con otros, apuntan a que es el ser humano el único ser en la tierra capaz de desperdiciar su vida a voluntad.