La
vida vista desde una perspectiva fría, tajante y cruda es un complejo de
configuraciones creadas por la experiencia; no es posible generar un significado único de
la vida porque esta no es una entidad, no es algo que se pueda ver, la vida es
intocable, incontenible, es algo que no es posible determinar de forma
cuantitativa.
La
vida se puede entender a través de la experiencia y la experiencia se entiende
como la suma de hechos, acciones, relaciones, circunstancias, pensamientos,
ideas y todo aquello que el ser humano puede experimentar de manera consiente o
no en un entorno.
Considero
que la vida se experimenta de manera
individual en relación con otros humanos o cosas. Existe una constante que he
encontrado en esto y es que la vida sólo se puede experimentar en una sola
modalidad temporal, el presente y debido a la fugacidad de dicha modalidad, es
que nos aferramos a determinadas cosas, momentos, recuerdos, personas o
experiencias.
No
es posible contener la vida, congelarla, almacenarla o retenerla, somos
incapaces de hacerlo y por ello el ser humano se angustia, por la sensación de
impotencia al no ser capaz de detener ni controlar la vida ni un solo instante,
sin embargo, tenemos la capacidad de recordar cosas, de aprender, de
reflexionar y debido a lo anterior podemos encontrar sentido, consuelo o tortura
en cada una de nuestras existencias.
He
tenido la impresión de que una sola cosa es verdadera, de que la vida es cruda
y no tiene matices agradables o desagradables, situaciones bonitas o feas, la
vida no tiene cualidades o defectos, la vida es cruda y es simplemente vida; es
el ser humano quien se encarga de adornarla o reprimirla a criterio personal dependiendo
de las experiencias particulares.
¿Porque
la fascinación con la crudeza de la vida? no me interesa el contacto con otro ser humano pero me motiva la curiosidad sobre
cómo cada uno interpreta la realidad, cómo es la perspectiva de la vida de cada
persona, al tiempo en que logro develar y explicitar en la terapia, la crudeza
de la realidad y de la vida de cada uno.
Disfruto
descubrir cómo es que cada individuo se mortifica, se tortura o se pregunta
porque la vida no encaja con sus expectativas, creencias, relaciones o ideas,
me intriga la manera en cómo cada ser humano se construye una prisión con la
basura que ha ido recolectando de sus experiencias y como es que se aferra a
dichas experiencias con la creencia de que no es posible que exista algo diferente,
aun teniendo enfrente la cruda y nutritiva vida.
El
trabajo en psicoterapia implica, entre otras cosas, un reconocimiento de la
experiencia humana, de los síntomas que persisten por la falta de creatividad
en vivir, en tomar consciencia de la angustia que genera la crudeza de la vida
y la incertidumbre que genera el presente.
Somos
en relación con otros, el resultado de nuestras experiencias y son estas experiencias
del pasado las que se encuentran contenidas en un sólo ser y en un sólo tiempo,
cada uno de nosotros en el tiempo
presente.
Es
cierto que cada quien puede vivir su vida como mejor le convenga o como mejor
pueda, no obstante, esto no lo exime de saber que la vida no posee cualidades ni
atributos, es el hombre quien determina su existencia, lo anterior no significa
que sea de la forma más funcional, aunque la historia humana y las múltiples experiencias
con otros, apuntan a que es el ser humano el único ser en la tierra capaz de desperdiciar
su vida a voluntad.