martes, 2 de julio de 2013

¿QUÉ QUIERES SER DE GRANDE?



Me parece que desde hace mucho tiempo no he escuchado una respuesta clara y congruente de las aspiraciones de los niños en cuanto a lo que se quieren dedicar de adultos. Es una clásica pregunta tanto de los padres, familiares o adultos presentes hacia los niños, así como entre los mismo niños; recuerdo que no había mucha variedad de respuestas entre mis compañeros de la infancia al responder a esa pregunta porque muchos elegían ser o bien como sus padres o como alguien a quien admiraban pero también recuerdo haber conocido niños con muchas más imaginación o ingenuidad que aspiraban a ser superhéroes o personajes ficticios.

Lo anterior corresponde a una etapa normal en el desarrollo del niño, es común la fantasía y la imaginación en ellos incluyendo el futuro, no ven complicaciones ni dificultades en su porvenir porque todo forma parte de su ingenuidad ante la vida debido a que son seres nuevos en este mundo.

Los niños son un reflejo limpio y objetivo de lo que ocurre en la sociedad, porque tienen a su alcance la educación de sus padres, sus conductas, sus tradiciones, sus modismos y todo aquello que se manifiesta en la familia;  siendo lo primero que tienen al alcance, absorben todo lo que existe en el medio familiar de manera indiscriminada.

Actualmente vivimos en una época gobernada por el caos y la incertidumbre, donde difícilmente sabemos que ocurrirá al día siguiente; la inestabilidad económica y política impacta considerablemente en la sociedad de manera general, desde los grupos más amplios hasta el pequeño núcleo familiar.

La pseudo-cultura de la vida reemplazable y fugaz imprime un factor caótico y deliberado en la forma en que viven las familias contemporáneas, este estilo de vida Light, inestable y caótica impacta a los seres más vulnerables, los niños.  

Hablando desde mi experiencia, desde lo que he visto en las escuelas, en las calles, en las reuniones familiares y en los medios de comunicación, los niños contemporáneos ya no quieren ser de grandes, médicos, astronautas, policías o bomberos, los niños ahora quieren ser futbolistas, actores, cantantes e incluso hasta narcotraficantes, ¿Por qué? porque estos personajes representan el supuesto “éxito” de la sociedad, la fama, la vida simple, fácil y divertida, no representan el esfuerzo ni la dedicación.

El discurso anterior pareciera un discurso moralista, sin embargo, mi intención no es regresar a las creencias antiguas ni mucho menos a costumbres pasadas, mi objetivo es mostrar la clase de sociedad que se está gestando, una sociedad banal,  superficial, frívola e insípida.

Es cierto que la tendencia actual es separarse, aislarse, encapsularse y pisar a los otros con la finalidad de conseguir lo que se desea; el éxito hoy en día es representado por la obtención de altas ganancias monetarias, status social, vestirse de manera atractiva y a la moda,  tener un automóvil del año y una casa grande. 

Lo anterior representa el éxito actual en la sociedad, y ¿cómo se consigue? Quizá con un trabajo como los que ahora los niños aspiran inculcado posiblemente por los padres, familiares o medios de comunicación. 

Vivimos en una sociedad sin desarrollo intelectual, científico o cultural, vivimos en una sociedad vacía, una sociedad cuya fecha de caducidad se aproxima o, en el peor de los casos, ya expiró; no creo que los niños sean el futuro de nuestra sociedad, porque si de ellos dependiera nuestro futuro, personalmente creo que estamos perdidos.

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