Me parece que
desde hace mucho tiempo no he escuchado una respuesta clara y congruente de las
aspiraciones de los niños en cuanto a lo que se quieren dedicar de adultos. Es una clásica pregunta tanto de los padres, familiares o adultos presentes
hacia los niños, así como entre los mismo niños; recuerdo que no había mucha variedad de
respuestas entre mis compañeros de la infancia al responder a esa pregunta porque muchos
elegían ser o bien como sus padres o como alguien a quien admiraban pero también recuerdo
haber conocido niños con muchas más imaginación o ingenuidad que aspiraban a
ser superhéroes o personajes ficticios.
Lo anterior
corresponde a una etapa normal en el desarrollo del niño, es común la fantasía
y la imaginación en ellos incluyendo el futuro, no ven complicaciones
ni dificultades en su porvenir porque todo forma parte de su ingenuidad ante la
vida debido a que son seres nuevos en este mundo.
Los niños son un
reflejo limpio y objetivo de lo que ocurre en la sociedad, porque tienen a su
alcance la educación de sus padres, sus conductas, sus tradiciones, sus
modismos y todo aquello que se manifiesta en la familia; siendo lo primero que tienen al alcance, absorben
todo lo que existe en el medio familiar de manera indiscriminada.
Actualmente vivimos
en una época gobernada por el caos y la incertidumbre, donde difícilmente sabemos
que ocurrirá al día siguiente; la inestabilidad económica y política impacta
considerablemente en la sociedad de manera general, desde los grupos más amplios
hasta el pequeño núcleo familiar.
La pseudo-cultura
de la vida reemplazable y fugaz imprime un factor caótico y deliberado en la
forma en que viven las familias contemporáneas, este estilo de vida Light, inestable y caótica impacta a los
seres más vulnerables, los niños.
Hablando desde
mi experiencia, desde lo que he visto en las escuelas, en las calles, en las
reuniones familiares y en los medios de comunicación, los niños contemporáneos ya
no quieren ser de grandes, médicos, astronautas, policías o bomberos, los niños
ahora quieren ser futbolistas, actores, cantantes e incluso hasta
narcotraficantes, ¿Por qué? porque estos personajes representan el supuesto “éxito”
de la sociedad, la fama, la vida simple, fácil y divertida, no representan el
esfuerzo ni la dedicación.
El discurso
anterior pareciera un discurso moralista, sin embargo, mi intención no es
regresar a las creencias antiguas ni mucho menos a costumbres pasadas, mi objetivo
es mostrar la clase de sociedad que se está gestando, una sociedad banal, superficial, frívola e insípida.
Es cierto que la
tendencia actual es separarse, aislarse, encapsularse y pisar a los otros con
la finalidad de conseguir lo que se desea; el éxito hoy en día es representado por
la obtención de altas ganancias monetarias, status social, vestirse de manera
atractiva y a la moda, tener un automóvil
del año y una casa grande.
Lo anterior representa el éxito actual en la sociedad, y ¿cómo
se consigue? Quizá con un trabajo como los que ahora los niños aspiran
inculcado posiblemente por los padres, familiares o medios de comunicación.
Vivimos en una sociedad
sin desarrollo intelectual, científico o cultural, vivimos en una sociedad
vacía, una sociedad cuya fecha de caducidad se aproxima o, en el peor de los
casos, ya expiró; no creo que los niños sean el futuro de nuestra sociedad,
porque si de ellos dependiera nuestro futuro, personalmente creo que estamos perdidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario